SEGUNDO PASO: MEDITATIO
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
Con que facilidad estamos acostumbrados a enjuiciar a los demás sin darles la oportunidad de que se expliquen, y no intentar ayudarlos. Lo más fácil es lo primero, sin embargo Jesús se calla, se mete en nuestro interior y sin juzgarnos nos da nuevamente una oportunidad, que vemos reflejada en el Sacramento del Perdón acercándonos a él tantas veces como lo necesitemos. Él nos sigue dando una nueva ocasión para recapacitar e ir mejorando en nuestra vida, como el padre o la madre que va educando al hijo o a la hija cuando ve que se equivoca.
Este Evangelio me interpela a decir antes de juzgar a los demás: “mira en tu interior antes”.
DESDE EL TRABAJO
La existencia de adulteras beneficiaba a todos aquellos con los que cometían adulterio. En la lectura hay varios elementos: Hay una norma, una persona que incumple, unos del grupo que se benefician de ese incumplimiento, y un castigo que caerá en quien incumple, y no en quién se benefició de todo aquello.
En el trabajo (y fuera de él) hay miles de normas que nos saltamos, cuyo incumplimiento beneficia a algunos jefes,y cuando se descubre el pastel, acaban pagándolo los más débiles. Estructuras de exigencia inhumana, pero con miles de justificaciones y artificios legales para que las consecuencias sean responsabilidad única del empleado por «desobediente».
Igualmente estamos rodeados de personas «rotas». Personas que se rompieron por perseguir unos objetivos laborales que mientras beneficiaban a otros, a ellas las iban rompiendo poco a poco (su salud, su matrimonio, su relación con sus amigos o hijos, etc). Y una vez rotas, se desechan.
Es interesante pararse a observar a nuestro alrededor cuántas normas u objetivos sagrados nos rodean. Y de cuantos nos beneficiamos. Cuántas veces presionamos a otros para que corran riesgos o se rompan por nuestros egoísmos. Y detenernos a ver la debilidad de los que sufren las consecuencias cada vez que se descubren, o ya no pueden seguir.
Jesús propone algo que actualmente supondría el despido inmediato, o el ostracismo social: Cambiar el foco de los que incumplen, de los que se rompieron, a los que se beneficiaron de ese incumplimiento.
A nuestro alrededor hay miles de chiringuitos de pecado y opresión, y de víctimas. La cuaresma es un gran momento para replantear nuestra relación con todos ellos.
Post a comment