(matrimonio con dos hijos, voluntario de ONG en país musulmán, trabaja en la misión, pertenece a comunidad cristiana
En el evangelio se nos da, de una manera muy gráfica y muy didáctica, el comportamiento que debe de tener todo aquel que se diga cristiano. En este pasaje de la Palabra de Dios, Jesús nos da las claves para entrar en el Reino de los cielos, estas claves son ayudar a todos aquellos que lo necesiten porque de esa manera estamos ayudando a Dios, con esas acciones que hacemos, de manera desinteresadas por el prójimo más débil, estamos haciéndolas por Dios.
En ocasiones se corre el riesgo de caer en que sólo con hacer las cosas por los más necesitados es suficiente, pero no podemos olvidar de ninguna manera que también tiene mucha importancia la actitud que tenemos a la hora de ayudar a los demás. En todas aquellas cosas que estemos implicados hemos de poner el corazón, y de esta manera ser conscientes de todo lo que estamos haciendo y no actuar, como si fuésemos robots, de forma automática.
Por otra parte también tenemos que ser conscientes que hoy en día las necesidades de nuestros hermanos han aumentado, además del hambre , la sed, la enfermedad, etc… hoy por hoy existen una serie de nuevas necesidades que debemos tener muy presentes: la soledad, el abandono, el relativismo… la mayor crisis que sufrimos en la actualidad es una crisis de valores. Debemos estar precavidos y ser capaces de prever las necesidades a largo plazo, debemos pedir al Padre que nos de la capacidad para saber ver las necesidades del otro, del hermano, y que nos otorgue creatividad y dinamismo para poder ayudar a superar las nuevas necesidades.
Desde nuestra posición en la sociedad musulmana, no podemos evangelizar, no podemos decir que Jesús es Dios, pero sí que podemos ser un evangelio vivo, ser testigos del amor de Dios en la tierra, cumpliendo las consignas que se nos dan en este fragmento de la Buena Noticia. Debemos ser muy conscientes de lo que hacemos, de por qué lo hacemos y de por quién lo hacemos.