DESDE LAS RELACIONES PERSONALES
(matrimonio,trabajan ambos, pertenecen a grupo cristiano)
¡Qué fácil me resulta entender desde esta parábola mi relación con los demás!
Como persona que trata de “sembrar la fe”, mis relaciones personales van unidas a mi tarea evangelizadora constante. Si tengo asumido el Evangelio en mi modo de vivir, estaré posibilitando que de una manera natural, espontánea, sin pretenderlo, casi sin darme cuenta, la semilla vaya cayendo en los que me rodean, a través de mi testimonio, mi ejemplo, las palabras, la acción…
Además, siempre que leo esta parábola y trato de asumirla, interiorizarla, me resultan un poco más fáciles las relaciones con los demás, porque veo en mí una parte de cada terreno. El vivirlo en primera persona, me lleva a asumir, que por muy buena y cuidadosa que haya sido la siembra del mensaje del Reino… no siempre dará el fruto esperado. Sentir que esto sucede en mí, me acerca a los demás, me lleva a la comprensión de lo que ellos hacen, a la aceptación de los pocos frutos o de la falta de ellos… Me lleva además a aprender a aceptar la incertidumbre de cual será el resultado del trabajo. Me aleja del cansancio, la desilusión, la desesperanza…
Quiero no caer en la tentación de esperar frutos, buena cosecha y que se me olvide que esta no depende mi. Mi única tarea es “sembrar de manera generosa” y aprender a ser “tierra buena”, que logre producir los frutos del Espíritu.